1
Estaba claro, la escena se desarrollaría bajo el estricto
dominio de una de las partes, él se lo había planteado así previamente.
2
Ilusamente ella creía que la entrevista se podía desarrollar
con la seriedad que merece un cargo y una empresa de esa categoría, dado que
optar a ser ayudante de dirección de una multinacional japonesa, a pesar de que
fuera en su departamento relativo a la sección Europea, con sede en este país y
desde donde se gestionaba absolutamente todo lo de Europa, ésta debería tener
un criterio de rigor a todos los niveles importantes.
1
Desde el departamento de relaciones y gestiones laborales,
junto con el servicio jurídico le habían entregado el informe que solicitó en
su día, en lo relativo a las relaciones laborales en vigor hasta el mismo
momento del día de hoy, con sus novedades posibles, habidas y por haber, que él
se había estudiado de pasada. Estaba al tanto de los cambios y conocía
perfectamente la legislación al respecto.
2
Ella sabía que parte de la entrevista que estaba programada
para las 11 de la mañana tendría lugar en la imponente sala de juntas en las
que además de algún accionista participaría, el director adjunto, el abogado,
un miembro del departamento de personal, la saliente ayudante y el director
general con el que luego a solas tendría la entrevista personal definitiva.
1
Ya habían sido tres los anteriores candidatos a las que
había tenido que entrevistar y con la de hoy, la cuarta y última de las que
saldría elegida para el puesto. Qué duda cabe que todos estaban
excepcionalmente preparados cada uno de ellos tenían un currículum increíble y
todos eran merecedores del cargo, sobre todo el del primer día. Un abogado y
licenciado en relaciones laborales, con siete años en cargos similares y un sin
fin de masters y cursos de todo tipo, era cómo si su vida solamente se hubiera
dedicado a engordar el currículum. Demasiado
bueno…, además de mediana edad, inglés, alemán y algo de japo…, buena
presencia, aspecto juvenil y jovial, todo un portento. Con la última entrevista
de hoy se culminaba el proceso que debiera de servir para descargarme gran
parte del trabajo y así podría dedicarme a mis ociosas actividades de
millonario. Llegado un momento en la vida, en la que la gran parte de ella me
había dedicado a acumular dinero y descuidado mi aspecto ahora me urgía
cuidarme y para ello disponía de mucho dinero y poco tiempo, por eso mismo la
elección debería de ser certera y segura.
2
No pensé que esta entrevista fuese a ser tan sencilla.
Lógicamente yo vengo preparada, era como poner las cartas sobre la mesa boca
arriba, mi jugada tumbaría a cualquiera, el tener perfecto conocimiento de
inglés, francés y Japonés, gracias a mis diez años que de jovencita universitaria
estuve viviendo en Osaka, podría como han reconocido ellos mismos, decidir la
balanza, además de mis dos carreras universitarias. Con la ingienería de
telecomunicaciones que realicé en Japón, es que se les han caído la baba, eso
sí, también los ojos a mi imponente escote, tengo que reconocer que tengo dos
tetas muy bien puestas, de algo me tendrían que valer las horas de gimnasio y
las dietas perpetuas para mantener tan esbelto este cuerpecito de 32 años.
Ya puede pasar Señora Sandra, el Señor HIROKI le está
esperando…
-hola, de nuevo, ¿qué tal todo?
-bien, bien…
-la entrevista de la reunión… ¿impresionada?
-bueno, un tanto, lo cierto es que esta es un tipo de situación
incómoda, pero creo que he estado convincente ¿no?
-he de reconocer que me ha impresionado, prácticamente tenía
decidido el cargo pues no esperaba que se superara el nivel, pero el suyo me ha
roto los esquemas, los supera con creces…
-gracias, pero no esperaba menos…
-muy bien, muy bien, me gusta esa seguridad en sí misma, le
aporta a usted más convencimiento. Dígame, pues tengo que preguntárselo obligatoriamente,
¿está usted dispuesta a contestar preguntas de índole personal? Tenga en cuenta
que la confianza en usted debe de ser extrema, y el grado de conocimiento
personal suyo que nos vemos obligados a tener es necesario que lo conozcamos.
Si no fuese así, me temo que no podríamos llegar al acuerdo laboral,
compréndalo… imagínese que usted mantiene una creencia… ¿qué se yo…? ¿Religiosa…?
Que le impediría comer cerdo los jueves, y ese día es cuando tenemos una
reunión en la que estaría en juego un negocio de varios millones de euros,
además se complementaría con una imprescindible cena en un restaurante, a modo
de dorarles la píldora a nuestros posibles socios, que por otro lado son unos
entusiastas degustadores de jamón de bellota y usted, la máxima responsable de
la gestión no puede acudir, sus creencias se lo impiden o si fuese, se
produciría un agravio, ¿qué le parecería? O incluso formar parte de alguna
trama de ridícula corruptela, aunque esto siempre es superable y de fácil
ocultación es algo que nos conviene saber, Ya sabemos que estos son ejemplos
tontos pero es posible que haya otros mucho más claros y posibles…como…- e hizo
un gesto de pensar uno, levantando la mirada.
- vale, vale, sí, claro que lo comprendo y lo entiendo y por
supuesto estoy dispuesta a aceptarlo, pregúnteme lo que quiera.
-correcto. Por donde empezaríamos, -dijo mientras se
acercaba unos papeles a la vista-. Bien, vale, de acuerdo, por ejemplo… ¿es
usted, religiosa, practica alguna religión…?
-No, soy totalmente agnóstica y de familia de tradición
cristiana, ni voy a misa ni practico ningún precepto religioso.
Hiroki apuntaba en un cuaderno…
-vale, es importante saberlo, ¿es usted, de derechas o de
izquierdas? ¿A quién vota usted? ¿Y su familia?
Esta pregunta pareció incomodar un tanto a Sandra y estiró
un tanto su columna vertebral aportándola tensión y lo que parecía una duda se
resolvió con seguridad.
–le seré sincero…
-si, por favor…
- en estas últimas elecciones he votado al partido P, en las
anteriores al partido SOE, así que saque usted las conclusiones si le digo que
soy una persona tolerante, con un límite, vamos liberal a la europea. Mi
familia es de tradición de derechas, medio franquistas, tipo del Opus Dei.
-ya, ya, vale, ¿enfermedades…? Aunque veo que goza usted de
un estupendo estado de presencia, imagino que igual de salud… ¿no?
-dispongo de un seguro privado médico desde toda mi vida,
siempre he estado pasando controles y chequeos periódicos rutinarios, en el
currículum los incluí como pedían, y no sufro de ninguna enfermedad ni alergia…
-vale, vale estupendo- y seguía tomando apuntes.- otra cosa,
y le ruego que disculpe, pero como bien le decía antes es estrictamente
necesario conocerlo, he comprobado que usted no está casada, ¿tiene pareja?, ¿la
podrá tener recientemente? ¿Cuál es su condición sexual? ¿homo? ¿hetero? ¿tiene
previsto tener hijos?
Sandra, empezó a alucinar pensando que estaba cediendo parte
de su integridad al tener que estar contestando aquellas “preguntitas”, pero
por otro lado comprendía igualmente de la necesidad. Los quince mil euros mensuales que le habían
prometido de sueldo pesaban mucho en aquellos momentos, pero más pesaba su
pequeña hijita Mina de cinco años que
tenía y que no había “confesado” en el currículum. Fue un desliz que estaba
pagando caro, su grandiosa vida laboral se podría venir al traste si se
supiese, pero adoraba a su hija que apenas veía, se la cuidaban sus padres que
vivían lejos y deseaba para ello grandes lujos que necesitaba poder
permitírselo. Se acordó, entonces de su niña cuando le respondió:
-Entiendo la necesidad. ¡No!, aunque quisiera ser madre
alcanzo a entender la imposibilidad de no serlo en situaciones de
responsabilidad como la que me obligaría este cargo. Por otro lado no tengo
pareja actualmente, ni mantengo ningún contacto posible de que se pueda
desarrollar y soy una persona de condición heterosexual.
A Hiroki todo le gustaba y convencía de Sandra pero le
quedaba una última pregunta que hacerla para decidirse completamente. Se quitó
las gafas de cerca y las deposito cuidadosamente sobre un lado de la mesa.
Hiroki tendría sesenta años, bien conservados, natural de Salamanca, y su
nombre completo era Hiroki José, sus padres le habían puesto lo de hiroki en
homenaje a un político Japonés responsable durante la segunda guerra mundial de
la propaganda ideológica del régimen del Emperador, con el que mantuvieron
amistad tras las reuniones que este tuvo con homólogos del régimen de Franco. A
él nunca le gusto ese nombre, pero cuando a través de muchos negocios acabó por
dirigir ese departamento de una empresa japonesa, le pareció bien el usarlo
como nombre de pila, era muy apropiado. Hiroki se acercó a la mesa, apoyo los
antebrazos cruzando las manos y estiro el cuello cuando le preguntó:
-¿Estaría usted dispuesta a realizar favores sexuales a
cambio de beneficios que considere merecen la pena? Por ejemplo…, la
consecución de este contrato de trabajo tan sustancioso…
Sandra se acordó de su hija Mina, de todos sus años de
preparación, de un futuro incierto o cuanto menos más alejado de la élite
social, bajó un poco la mirada, pero poco y respondió:
-Sí.
Rafael Cuevas