miércoles, 21 de noviembre de 2012

Consideraciones tras el 14-N


La huelga, los huelguistas y la policía.

La huelga a día de hoy se ha convertido en un instrumento de los trabajadores muy venido a menos, con poco poder de convocatoria por parecer estar obsoleta y de ello se han encargado con mucho empeño, y la verdad no sé por qué tanto, una serie de grupos de los llamados reaccionarios o afines al neo-liberalismo. Seguramente sea debido a que sus reacción se ve motivada por intereses que han hecho creer a la sociedad como necesarios para la convivencia y el progreso, pero eso sí son sus intereses. Vi al tal Hernan T. de Telemadrid, decir con una virulencia que rayaba el extremismo reaccionario, despropósitos contra los sindicatos, y digo yo con un simple sentido común que aunque los sindicatos hayan tenido privilegios, errores, connivencias y esto poniéndolos en lo peor, que es posible que no haya sido para tanto, digo pues, ¿acaso no serán necesarios los sindicatos (incluso con sus imperfecciones) en este panorama socio-laboral, aunque solo sea para equilibrar fuerzas?

Los huelguistas se están convirtiendo en los héroes actuales de la sociedad.  Movidos por grandes ideales de justicia son capaces de despreciar el salario que les será descontado a su ya de por sí rebajada nómina, son capaces de, con la cabeza bien alta por lo que consideran intereses generales dar la cara ante quien es posible que lo estigmatice en adelante, son capaces de, con grandes dosis de valor ponerse delante de un esquirol para impedirle en lo posible la traición a la clase trabajadora.
Qué son estas huelgas de hoy en las que con el cuento de la democracia, se vende la moto de la libertad de decisión de ejercer el derecho de hacerla o no, si lo que se está ocultando es la realidad de una sociedad quebrada por las ideologías de uno u otro bando ya que en caso de no hacer huelga, se justifica por la libertad y de paso se esconde la miseria del cobarde, del rácano, del egoísta y además le sale impune.
Pero lo que es peor aún es cuando, en base a posibles represalias por parte de empresarios se violenta el derecho a sí hacer huelga, lo que produce un humillante dominio sobre el trabajador que le deja vencido. Quienes sí la hacen tienen un punto de homenaje a esos violentados.

La policía se ha convertido en el instrumento represor al mando del político de turno y, que actuando junto con un cierto poder de la información transmiten a la sociedad el pánico de que lo que pasa y está pasando en esas horas huelguistas  es malo, muy malo y por eso ellos tienen que actuar, para defender otro derecho ciudadano situado, a la vista del empeño en querer conseguirlo,  muy por encima de otros derechos. Además, gran parte del infame trabajo a que se dedican, lo hacen bajo el influjo de una rabia, un ansia de provocar maldad y dolor, propio de personas trastornadas con las que es imposible convivir fuera de sus horas laborales, puesto que pegar como pegan algunos, persiguiendo a quien saben inocente con la porra en la mano amenazante levantada y lanzando un brutal golpe, de los que se dice: “con todas sus fuerzas” es totalmente incompatible con la serena vida de un padre de familia que lleve a sus hijos al cine. Solo desearía que fuese uno de sus hijos, quien hubiese ido a la manifestación, quien se enfrentara cara a cara con él.

Rafael Cuevas.

1 comentario:

Juan Antonio H. dijo...

La huelga…¿son necesarios los sindicatos?, rotundamente SI. el tal H.T. que cobra 600 euros por colaboración en TELEMADRID no es un ejemplo a seguir, no puede morder la mano de quien le da de comer. Y los que le dan de comer desgraciadamente seriamos nosotros con nuestros impuestos, ya que es una TV publica, ¡que asco!

Los huelguista….cada vez menos, por aquello de que no sirve para nada, un mantra, y que si algo se consigue, todos y absolutamente todos nos beneficiamos…aquí podríamos aplicar el dicho aquel…de que inventen otros, ¡que asco!

La policía…sin comentarios, cuerpo represor y para eso les pagan, mas que le puedan zurrar a sus hijos, lo que mas me indigna es que puedan acceder a infiltrarse como piquetes para reventar las huelgas, ¡que asco!