jueves, 28 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
Anfiloquio
Todo empezó hace mucho
tiempo, imposible saber cuanto, pero en el fondo de ese túnel del recuerdo veo,
al traspasarlo tras un mareante remolino, dos imágenes la una de un SEAT 600
blanco en la que suena música de Bob Marley o acaso es The Police y la otra una
calle siempre de noche oscura y mojada, los edificios tan altos que el cielo no
nos importa, la calle es estrecha con estrechas aceras, ahí estoy yo con
alguien, no se si con uno, con dos, o con cuatro lo justo para completar las
plazas del coche, la hora cerca de las ocho u ocho y media, tal vez las nueve,
todavía tendríamos tiempo por delante para perderlo igual que lo habíamos
perdido hasta esa hora; mirando un escaparate veía maniquís que portaban
ropajes de otra época, raros, no iban conmigo, ¿o tal vez sí?, me veo a mi
mismo con un pantalón pitillo de rayas finísimas, gris, que termina por encima
de mis zapatos negros de punta que se dejan ver. Por detrás de los escaparates,
en el interior de la tienda, pasean dos o tres dependientes, uno calvo, J. A.
entre ellos mirando la hora de salida, el tiempo parecía detenerse en esos
interminables minutos. Encima de los cristales o de la puerta de entrada al
establecimiento un cartel: ANFILOQUIO, qué coño será eso, ¿Un nombre? ¿Un
lugar? ¿Una entelequia?
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